Ya he oído cuatro veces el retorno condoritil, así que aquí va mi reseña.
Este disco se ha visto muy beneficiado del hecho de que Oldfield lleva más de 20 años sin entusiasmar más que a los incondicionales, en algunos casos se ha tratado de discos solventes, como TBIII o Voyager, en otros casos un auténtico desastre, como Millenium Bell, Tres Lunas y Light+Shade, auténticos despropósitos que hundían el buen nombre del de Reading de forma inversamente proporcional al aumento del deseo de escuchar algo suyo que trajera de vuelta el disfrute de antaño.
A estas alturas, en 2017, el listón está por los suelos y parece que nos basta con que Oldfield suene a Oldfield y deje de lado la música de videojuegos. Los homenajes al Ommadawn no me hacen mucha gracia: los tambores son monótonos y cansinos, son un simple pum-pum y para nada tienen variación ni sincopación alguna; las voces inversas me suenan fatal, más que efecto nostalgia es efecto terror de peli japonesa de miedo; meter tal cual los niños del horseback, pues recurso facilón que tampoco satisface, para eso YA existe el On Horseback, no tengo necesidad de oir un sampleado.
Además la producción me parece horrenda, este hombre necesita a Trevor Horn como Jarre a Geiss para sacar lo mejor de si mismo. Oldfield siempre ha destacado por sacar petroleo de muchos instrumentos todos perfectamente integrados, pero aquí tiene el protagonismo absoluto la guitarra, el resto suena muy apagado y como mero acompañamiento.
A pesar de todo lo que estoy diciendo el disco no me parece malo. Es lo mejor que ha sacado tras el TBII, que no es poco, pero para nada se sostiene ante Ommadawn, Hergest Ridge, Incantations, QE2 o Five Miles Out, no sostiene la comparación con sus verdaderos grandes momentos, por supuesto sí lo hace ante la mediocridad de su reciente producción. Es un disco agradable con buenos momentos combinados con otros insulsos y , peor aún, momentos cutres que tiran más de nostalgia fácil que de talento. Hay trozos que me parecen muy interesantes pero en ninguno me conmueve. Es mejor esto que cualquier cosa que haya sacado en mucho tiempo, claro, pero no es para tirar las campanas (tubulares) al vuelo si recordamos el esplendoroso pasado de Oldfield, es muy fácil venirse arriba por el ansia de escuchar algo añejo style y perder la perspectiva.
Ya que tanto se está mencionando ahora Amarok, diré que ese disco, que el propio Oldfield concibió como secuela de Ommadawn, me parece mucho más válido que este retorno: en Amarok cogió conceptos y melodías propias de sus antiguos trabajos y las mezcló y produjo de una forma moderna, vanguardista incluso, con lo cual adaptaba el pasado al presente, y le salía un disco repleto de grandes ideas que no tiraba por el camino fácil. Este retorno no es ni la sombra de Amarok, suena forzadamente antiguo, sucio, pobremente producido, lo cual es erroneo, cualquier disco clásico suyo excepto Tubular Bells tiene mejor producción que el retorno.
En definitiva y no me enrollo más porque creo que ya lo he dejado más que claro, es un disco que puedo escuchar en un momento dado y disfrutarlo moderadamente, pero para nada me parece un discazo, el retorno de Oldfield, un clásico más ni nada por el estilo. Ni de lejos.