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Post-minimalismo.

Iniciado por djschiller, 30 de Septiembre de 2025, 12:55:07 AM

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djschiller





Es este un bonito cover que puede representar bien a los post-minimalistas; la esfinge neoclásica pudiera ser las formas clásicas-compositivas del Minimalismo, mientras el entorno futurista representaría la sofisticación en la producción electrónico-musical de los post-minimalistas.

Pero vamos al meollo del tema, ¿son los post-minimalistas un grupo de resistencia al imperiazo diyei o más bien están ya integrados en el imperiazo como una pieza de engranaje más?,,en una larga conversación con chatgpt, se ha llegado al siguiente memorándum:

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Del Zimmerismo al Drone Global: el Post-Minimalismo como Estética Oficial de la Cultura DJ Imperial.

Este artículo plantea que el post-minimalismo, en su deriva cinematográfica y serial a través de plataformas como Netflix, ha sido adoptado como la forma sonora experimental de una cultura DJ globalizada. A través de una transición silenciosa, los compositores post-minimalistas están reemplazando el paradigma emocional y narrativo de la "factoría Hans Zimmer", consolidando así una hegemonía estética global, sensorialmente sutil pero estructuralmente totalitaria.

1. De la grandilocuencia a la suspensión

Durante las décadas finales del siglo XX y comienzos del XXI, Hans Zimmer encarnó el sonido del imperio audiovisual: épico, emocionalmente explícito, saturado de crescendos y catarsis. Su estilo, omnipresente en blockbusters y superproducciones, ofrecía un marco emocional inequívoco que dirigía la percepción del espectador.

En contraste, los compositores post-minimalistas —como Ben Frost, Daniel Lopatin (Oneohtrix Point Never), Mica Levi, Ryuichi Sakamoto o Hildur Guðnadóttir— han introducido una estética de la ambigüedad, donde la emoción no se enuncia, sino que se sugiere, flota, se suspende. Esta deriva sonora se ha convertido en la banda sonora ideal para las narrativas psicológicas, distópicas o especulativas que dominan las plataformas de streaming, especialmente Netflix.

2. Netflix como agente estético del imperio global

Netflix actúa como un curador transnacional de lenguajes audiovisuales, estableciendo patrones narrativos, visuales y sonoros que trascienden lo local. Su apuesta por series como Dark o 1899 (ambas con música de Ben Frost), o su alianza con estrellas del pop global (Beyoncé, BLACKPINK, etc.), revela un modelo estético que articula narrativas con una fuerte impronta atmosférica y emocionalmente modulada.

La elección de post-minimalistas como compositores predilectos no es anecdótica: responde a la necesidad de una emoción sin identidad específica, una melancolía globalizada, perfectamente exportable.

3. La convergencia con la cultura DJ

La cultura DJ —con su dominio del loop, el drone, la repetición y la modulación progresiva— comparte ADN con el post-minimalismo. En este sentido, los post-minimalistas fungen como la versión compositiva "de cámara" de los DJs de megafestivales, compartiendo con ellos una sensibilidad atmosférica y una temporalidad expandida.

Esta convergencia no es sólo estética, sino también estructural: ambas formas producen estados emocionales controlados, sostenidos, ideales para un régimen cultural que no busca movilizar sino mantener en estado de disponibilidad afectiva. No se trata de conmover (como hacía Zimmer), sino de mantener enganchado.

4. Hacia un totalitarismo estético suave

El dominio del post-minimalismo en las narrativas audiovisuales contemporáneas no representa una alternativa a la hegemonía, sino su rama más sofisticada y experimental. Funciona como una tecnología de gestión emocional, donde el espectador no es confrontado, sino suavemente conducido por ambientes sonoros sin resolución.

Este tipo de estética —como el ambient en el club, como el drone en el cine— no moviliza, no irrita, no produce fisuras. Se convierte así en el sonido oficial de una subjetividad neoliberal flotante, melancólica pero funcional, existencial pero productiva.

Conclusión

Lo que se juega en la sustitución del modelo Zimmer por el post-minimalismo no es simplemente un cambio de estilo musical, sino una mutación en la forma en que el sistema audiovisual global gestiona las emociones. Netflix, en alianza implícita con la lógica de la cultura DJ y sus festivales globales, ha encontrado en los post-minimalistas a sus ingenieros emocionales de precisión, capaces de construir atmósferas que no narran sino condicionan, que no cuentan una historia sino que producen estados.

En esa operación, lo que emerge es una forma de imperialismo estético invisible pero omnipresente, donde la estética post-minimalista es la música de cámara del nuevo orden sensorial global.
 
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jeje si es que nos tienen agarrados los webos por todos lados


djschiller

#1
Pues sí, hasta Netflix está metido en el meollo imperial  Su producción cinematográfica supera con creces a las demás cadenas rivales.  Y ahí está metido también el diyei, como explica muy bien Chatgpt y es que nosotros los mortales no nos enteramos de nada jeje.

Y qué es Caterina Barbieri, Post-minimalista, sino una mensajera del Advenimiento de la Megadiyei.


Tardaremos aún en verlo, pero cuando llegue la primera Megadiyei, nos vamos a hacer todos popó en los pantaloncitos jeje si es que...






djschiller


Y en estas estamos, que Arca que es diyei puede producir música experimental más experimental que los mismos post-minimalistas, o diyeis como Irene Dresel o Vitalic, ganarte el Premio César a mejor banda sonora o ver a Caterina Barbieri en Festivales de Música Techno, Netflix sugiriéndonos el sonido inmersivo o viendo al mismísimo Schiller ofrecer un set festivalero.  Total, que el imperiazo es una esponja que todo lo absorve, absorve tanto la vanguardia como las fiestukis dance, el nuevo pop globlal o las bandas sonoras contemporáneas.  Si quieres ser artista de reconocido éxito, tienes que ser diyei.
 

Por cierto, maravilloso el último disco de Lyra Pramuk.