Foros Fairlight Jarre

General => Tertulia => Mensaje iniciado por: Sigfrid von Schrink en 04 de Marzo de 2006, 10:18:43 PM

Título: La singularidad Schrink-Raven
Publicado por: Sigfrid von Schrink en 04 de Marzo de 2006, 10:18:43 PM
Dicho sea de paso que los resultados experimentales no obedecen a factores tangibles, si no más bien a observaciones aparentes. Una rauda llamada enviada a las 14.11.30 del día de hoy, comunicando datos fiables, han puesto en marcha las ágiles mentes de los dos investigadores. Tras llenar y rellenar n-pizarras con ecuaciones de grado 20 (como el Baileys), hemos llegado a la conclusión de que son posibles las singularidades en un escenario cósmico-musical de más de diecisiete dimensiones y menos de diecinueve, concretamente dieciocho.

El dr. Raven, con su brillante carrera en el campo de abrir latas de paté de higado de cerdo, había seguido la línea experimental sugerida por el dr. Schrink, asistiendo en persona al encuentro de varios colegas de profesión y tomando buena nota de las técnicas de cálculo más avanzadas. La conclusión fue apabullante: era posible una singularidad en un entorno cercano al minimalismo cuando se dieran las siguientes premisas:

1.- Una marimba esperando 20 minutos para entrar desfasada 180Ã,º con respecto a la melodía principal.
2.- Un pianista sacudiendose la mano tras casi 40 minutos de interpretar la misma secuencia.
3.- Una de bravas, dos jarras de cervezas y una 'Coca-cola' para el chaval.

De esta manera, cuando la marimba entra en acción tras 20 minutos de freneticas convulsiones, se produce un aumento de velocidad en los pulsos con aceleración constante y momento angular. Cuando la velocidad supera la velocidad de la luz en el vacio (299,792,458 m/s) se produce una singularidad (llamada singularidad Schrink-Raven por sus descubridores, o sea, nosotros mismos) en el entramado espacio-tiempo que distorsiona el auditorio. Las fuerzas resultantes provocan una serie de impulsos electrómagneticos capaces de cambiar la polarización de las cintas magnéticas a razón de los chorros de materia eyectada del centro de la singularidad. Llegado el momento, unos 40 minutos después, la singularidad termina evaporandose en forma de bosones Z-subcero y mesones tipo 'cordero al horno de leña'.