Prologo.
Se empezó a hablar de este viaje Schillero en Enero pasado, justo supimos las fechas y lugares de la nueva KlangWelten. Una vez decididos los lugares para el/los conciertos, se compraron las entradas, se reservo el vuelo, y se miraron hoteles.
Un poco mas adelante, se termino de planificar la ruta, decidimos movernos con coche de alquiler y se reservaron los hoteles. Al final, el viaje seria así: Volar a Zürich, alquilar coche en el mismo Aeropuerto, e ir a Basel (Suiza) y dormir allí un día, después ir a Bregenz (Austria) durmiendo dos días, para terminar en Zürich y estar dos días más.
Dia 1.
7:20 de la mañana, nos encontramos los tres integrantes (Carlos, Rubén y yo) de la expedición Schillerita en Barajas aeropuerto. Saludos, apretones de manos, etc. y a pasar el control de seguridad y buscar la puerta de embarque de nuestro vuelo de Iberia, destino Zürich.
Vuelo tranquilo y hablando en todo momento, sobre la pasada Rendez, el foro, Schiller, el viaje que estábamos empezando y un sinfín de tonterías varias. Pequeña demora en la llegada por culpa de una baja y espesa niebla en el aeropuerto, pero sin el más mínimo problema aterrizamos. Una vez en tierra, nos dirigimos a la oficina de Avis a recoger nuestro carruaje. Tras realizar el trámite correspondiente, nos vamos al parking y encontramos nuestro Peugeot 308. Nos acomodamos, comprobamos el coche, luces, frenos, parabrisas,… mapas, ruta, etc. y arrancamos para salir. Decir que NO hubo Bucle Espacio-Temporal en este parking y salimos sin el más mínimo contratiempo. En menos de nada ya estábamos en la Autobahn dirección Basel.

Llegamos a Basel en poco más de una hora disfrutando de los paisajes suizos. Al llegar a la ciudad tuvimos un pequeño problema para encontrar la calle del hotel. Después de hacer el pardillo con el GPS, conseguimos encontrar dicho hotel. Dejamos el coche mal aparcado y entramos. Pues bien, primera cosa rara del viaje. La recepción cerrada hasta las 15:00. Como no veíamos ningún sitio para aparcar, decidimos parar al primero que paso por la calle y preguntarle donde había parking cerca y gratuito. Después de preguntárselo en inglés nos dice si somos italianos, le decimos que españoles y nos contesta con un castellano bastante decente. Dice que ha estado 4 años trabajando en Canarias y que acabamos de tener mucha suerte, ya que sabe donde hay una, pero solo una, plaza de aparcamiento,…. Momento un tanto raro, pero nos dice que va a pillar su coche y podemos aparcar donde él lo tiene. Le decimos que suba a nuestro coche (si, a un perfecto desconocido) y nos vamos en busca del suyo, momento surrealista total, acabamos de llegar a una ciudad, metemos al primero que pasa en nuestro coche y además habla castellano. Cuando se va con su vehiculo, nos pone a toda pastila la cancion “Que viva España”... flipando nos quedamos....
Aparcamos y nos vamos al centro, (no sin antes Carlos comprar una SIM para estar comunicado), para poder comer algo, pero los precios son bastante altos. Montamos un gabinete de crisis para ver qué, y donde se come. Por unanimidad se decide ir al McDonals. 13 Francos por un Menu, es decir unos 11€, algo más que en España pero aceptable.
A las 15:00 volvemos al hotel para poder hacer el Check-in, nos instalamos y volvemos al centro para ver un poco el casco histórico de la bonita ciudad de Basel y acompañar a Rubén al lugar del concierto, ya que él es el único de los tres que va al concierto este día. Sobre las 19:00 llegamos al local pero aun está cerrado, nos vamos a tomar una cerveza para hacer tiempo.

A las 19:30 abren las puertas y entramos, Carlos empieza a ver si hay entradas disponibles, después de pensarlo varias veces, decidimos comprar dos de las más baratas que haya. Última fila (con buena visibilidad) 50 Francos cada una. Después del arrebato Schillerita entramos y nos separamos de Rubén. Como el ya tenía su entrada, se va a su asiente en medio de local, nosotros dos nos quedamos en la parte trasera. Empieza el concierto, está bien, te ríes. Termina el concierto. Sonido perfecto, limpio, puro y con el volumen adecuado, ni mucho ni poco. Lo mas destacable, las “Brujas” acomodadoras que no permitían hacer ninguna foto con el móvil, mucho menos con cámaras fotográficas. Estuvieron todo el concierto dando por el saco con las putas linternitas,… de hecho Carlos y yo nos llevamos un par de broncas por eso.
Al terminar decidimos pasar de Schiller y su troupe e irnos a comer algo y al hotel, puesto que estábamos algo lejos e íbamos a pie. Cena en un turco con un kebab bastante potente y paseando nos dirigimos al hotel, no sin antes pasar por el animado centro de la ciudad.
A dormir, mañana nos esperan 210Km hasta Bregenz.
Día 2.
Nos levantamos, desayunamos en el hotel y emprendimos el viaje. Este día, ya sabíamos que era de carretera, coche y ver algunos paisajes. Estábamos en Basel y teníamos que llegar hasta Bregenz en Austria, en la parte más oriental del lago Constanza. Salimos de la ciudad por la Autobahn y en pocos kilómetros la dejamos para pillar carreteras pintorescas. La carretera en cuestión iba bordeando el rio, estábamos en Suiza, pero la otra orilla ya era Alemania.
La idea era ir parando en varios sitios, la primera parada fue en las Cataratas del Rhin bonito sito, a la par que turístico, donde vimos el caudaloso rio y las cascadas. Aprovechamos para estirar un poco las piernas, sacar alguna fotillo y disfrutar del lugar.
Proseguimos la marcha y nos adentramos en Alemania, entramos en una Autobahn sin límite de velocidad y a pisar el acelerador, un servidor disfruto como un niño pequeño, aunque nos pasamos una salida y hubo que dar un rodeo. Pusimos dirección Bodman-Ludwigshafen, pequeño pueblo en la orilla norte del lago, paseamos un poco, buscamos sitio para comer, cosa complicada, pero terminamos en un restaurante zampándonos una pizza y cerveza (yo Coca-cola,… el que conduce) a precios más aceptables y pagando en euros.

Después de comer proseguimos la marcha hacia Bregenz, bordeando el lago y pasando por Sipplingen, Meersburg, Friedrichshafen entre otros sitios. Llegamos a Bregenz y localizamos la Pension Sonne. Dejamos los bártulos, Rubén hizo el check-In y Carlos y yo fuimos a intentar aparcar en algún sitio gratis. Dejamos el coche en una zona residencial y tras hablar con varios lugareños, llegamos a la conclusión que se podía aparcar allí. De hecho, le recordamos a una mujer que el siguiente día era festivo en Austria, cosa que ella ni se acordaba

Bregenz nos dio la impresión de ser un pueblo de verano, ya que tienen un puerto y esta junto al lago. Los dos días que estuvimos allí, vimos poco ambiente. Como ya era casi de noche, fuimos a tomarnos una cerveza, el problema es que no nos tomamos una, sino 3. Lo sensato hubiese sido ir a cenar algo, pero no encontramos ningún sitio, y como habíamos comido relativamente tarde, se decidió no cenar. Nos fuimos del bar que estábamos hacia la Pensión, pero a medio camino vimos salir cuatro chavalas de lo que fue un bar, pero que aparentemente no lo parecía. No había cartel, ni música, ni nada que invitase a subir. Ya ves a Carlos adentrándose en el local ese, subimos, nos gusto y nos pimplamos otras tres o cuatro cervezas, Haciendo amistades con las lugareñas. Risas, buen humor, cachondeo y pasadas las una de la madrugada nos fuimos a dormir.
Foto de la entrada del antro:

En este punto cabe mencionar que al planificar el viaje se decidió que acudiríamos al concierto de Bregenz los tres. Unos 10 días antes del viaje, se anunció que se cambiaba de lugar. Ya no se iba a realizar en Bregenz. Después de algunos nervios, vimos que se hacía en Götzis, bonito y rural pueblo a unos 30 Km de donde estábamos. No cundió el pánico, ya que al tener coche, la distancia no era problema.
Día 3.
Desayunamos en la pensión y no dirigimos hacia Lindau. Pueblo marinero en una isla en medio del Lago Constanza. Paseo por el sitio, varias fotos y poco mas que hacer. A media mañana emprendimos viaje hacia Liechtenstein, su capital Vaduz y alrededores, con las entradas, camisetas y demás gilipolleces Schillerianas ya que no volveríamos a la habitación hasta altas horas de la noche. Varios kilómetros de Autobahn, paisajes bonitos y mucha más montaña de lo que habíamos visto hasta el momento. Nos damos cuenta que nos adentramos en los Alpes. Mientras tanto en el hilo musical del coche estaba sonando Condorito,… no queríamos empacharnos del calvo alemán.
Llegamos, damos varias vueltas con el coche y después de preguntar a una lugareña, entramos en un parking gratuito y perfecto. Limpio, luminoso, amplio,… mucho mejor que el de Monaco,.. se ve que hay más dinero aquí XXXX. Paseo por el centro, ver varias cosillas y se acerca la hora de la comida, vamos mirando precios de los restaurantes y nos vamos asustando,… a cada paso más. Al final terminamos en el sitio donde había más gente, pagando por una pizza y cerveza/cola 23€ cada uno. Vaduz, esta bien, te ries, pero como gastes algo, lloras,..
Después de comer volvemos al coche y nos vamos hacia el ya famoso pueblo schillero, llamado Götzis. Como el concierto es a las 20:30, tenemos bastante tiempo y decidimos (y tambien que pase de una indicación de dirección) perdernos por los montes austriacos en los alrededores de Frastanz, cerca de Feldkrich. Sitios preciosos, con caminos rurales, pastos inclinados, cabañas y algún animalillo.

Al cabo de un rato, pusimos rumbo a Götzis, ya que al haber cambiado de local no sabíamos si la numeración de las entradas seria a misma. Llegamos, buscamos el local y un parking. Aparcamos nuestro querido Peugeot a 10 metros del local, lo cual nos alegro por si queríamos esperar al calvo en un lugar calentito. Paseo por este pueblo, tomar una cerveza y comprar algo de picar,.. Pringels, Phoskitos de Milka y agua con gas. Dejamos “la compra” en el coche y vemos a Cliff, fumando y hablando por teléfono enfrente de nosotros, en la parte lateral del local. Lo saludamos, hablamos 5 minutos con él y quedamos para después. Que majo que es, pero está casi como Perrier de delgaducho. A las 19:30 estábamos haciendo cola para cambiar las entradas. Entramos, y nos ofrecen una chocolatina (Carlos tenía hambre y casi se zampa la caja entera). Nos cambian las entradas que teníamos por las nuevas, con el pequeño inconveniente de que uno tenia que estar separado de los demás. Les digo a Carlos y Rubén ( ya que son más Schilleritas que yo), que se queden juntos y más centrados, y yo me voy al otro asiento, algo mas lateral, pero se veía bien también. Empieza el concierto….. algún berrido de un borracho que había por allí, aplausos, gritos,…. Termina el concierto.
Salimos, compramos una camiseta Schilleriana y nos vamos al coche. Decidimos esperar a los músicos, pero mientras nos zampamos todo lo que teníamos en el coche. Nos damos cuenta que somos los únicos que estamos esperando allí. Van saliendo uno por uno, Primero el nuevo, Martin, un chaval ingles que no lo conoce ni su familia, pero fue muy simpático. Fotos de rigor con él, practicar un poco de Speaking y se marcha al bus. Al rato sale Cliff, más de lo mismo, charlar, fotos, firmar el disco de Rubén, y pal bus.
Algo mas tarde sale Schiller (Cristofé para los amigos). Danke danke danke, nos dice, fotos, firma, hablamos un poco, que estuvimos en Basel, hoy aquí, estamos de vacaciones, etc etc. Nos dice que quiere ir a España a tocar pero que se ha enterado que hay un foro Josmarita y le da algo de miedo


Sobre las once y media doce de la noche emprendemos viaje de regreso a Bregenz, con un muy buen sabor de boca por el concierto. Durante este trayecto ya hubo música schillera en el coche y Carlos empezó a tocar la “batería electrónica virtual”……

Llegamos a Bregenz, aparcamos donde la otra vez, y nos vamos a la pensión, decidimos salir a tomar algo, pero los dos bares que habíamos ido la noche anterior estaban cerrados y no había mucho ambiente en la calle. Cabizbajos emprendimos camino hacia la pension, de repente vemos un bar, en realidad un Pub, y nos metemos en el, raudos y veloces. Hallo, Three beer’s please.
Nos colocamos en la barra, y al lado hay dos chicas jóvenes que parecen amigas saliendo de fiesta un sábado. Al cabo de un rato de estar allí, una de las chica nos dice, sois españoles?, le decimos que sí. Nos dice que es de Ecuador pero que llevan unos años allí. La mas “adulta” se va y se pone a hablar con tres hombres. La otra se queda hablando con nosotros, al cabo de un rato, resulta que averiguamos que son madre e hija. La madre deja a la hija, menor de edad, con tres desconocidos y se va a zorrear con otros. Las dos llevaban una buena dosis de vino blanco. Para nosotros fue un rato totalmente surrealista que tampoco acabábamos de entender. Al final carlos, y principamente yo, le hicimos perder a la chavala la fe en la humanidad, pobre, era toda una idealista de la vida y le desmontamos todo el tinglado.
Después de varias cervezas mas decidimos irnos a dormir, ya que el día siguiente nos esperaba una ruta en coche por las montañas suizas en dirección Zürich.
Continuara......