Reaparezco un par de minutillos, que estoy hasta el cuello de curro y me estoy perdiendo muchos posts interesantes últimamente, para compartir un texto que me ha dejado frío como pocas veces en los últimos años. Ya me olía algo, la verdad, pero hasta ahora no me lo había encontrado todo juntito y tan claro.
Con toda esta murga de que la música se muere blablabla, han acabado surgiendo rumores acerca de ese pacto con el diablo que es un contrato discográfico, y que en realidad es el principal culpable de que la música (el negocio, of course) la esté palmando. Curiosamente, del mundo editorial no se dice nada, aunque son igual o más filibusteros que aquí mis primos. De hecho, del siguiente tocho (sí, tocho de aquí te espero, pero real como la vida misma y sin desperdicio alguno) se podría extrapolar casi hasta la última coma lo dicho en lo que respecta a contratos discográficos. Y así se comenzarán a entender muchas cosas de las que pasan.
http://www.espacioblog.com/alvaronaira/post/2008/05/15/disculpen-molestias (http://www.espacioblog.com/alvaronaira/post/2008/05/15/disculpen-molestias)
Buen finde a todos.
En asuntos de esta índole siempre recomiendo leer "El Pendulo de Foucault", de UMBERTO ECO. la trama se desarrolla parcialmente dentro y desde una editorial italiana, donde se desgranan poco a poco los tejemanejes del mundillo del libro, cómo se capta a los confiados escritores y cómo se les hace cargar con obligaciones contractuales penosas.
Por otro lado tenemos a los compadres ÁNGELK ARAMBURU y A. J. ESPINAL, editor y autor respectívamente, que seguramente podrían hablarnos bastante del tema (de no ser porque están más perdidos que el barco del Arroz).
Pues el tocho me lo he tragado entero, y me ha parecido muy interesante. Entiendo la indignación del autor y su decisión de no firmar.