Return ha pasado la prueba del algodón, tras meses de su publicación me parece un disco digno de los años 70, sin aquel virtuosismo pero con la misma sensibilidad. Uno redescubre continuamente sus equilibrios, sus jueguecitos de teclado, sus bellísimas melodías de guitarra, su profundo bajo marcando cada compás; es un disco que tiene además la sabiduría de la autocontención, pues hasta los silencios son fabulosos.